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domingo, 31 de marzo de 2013

sábado, 30 de marzo de 2013

EL CUADERNO ROJO






EL CUADERNO ROJO



El cartero le entregó el telegrama y mientras Roberto le daba las gracias y empezaba a leerlo, no podía evitar que su cara mostrara una expresión de sorpresa más que de dolor. Eran unas palabras breves y precisas: “Tu padre falleció. Lo sepultaremos mañana a las 18 horas. Mamá” Roberto se quedó como estaba, de pie y mirando al vacío. No sintió dolor, ni derramó ninguna lágrima, era como si hubiera muerto un extraño. ¿Por qué no sentía nada por la muerte de su padre? Con un torbellino de pensamientos confusos en su mente, avisó a su esposa y emprendió viaje hacia la casa de sus padres. Mientras viajaba en silencio sus pensamientos pasaban por su mente a toda velocidad. No tenía deseos de ir al funeral, sólo lo hacía para acompañar a su madre y tratar de aliviar su tristeza. Ella sabía que padre e hijo no se llevaban bien, desde aquel día de lluvia en que una serie de acusaciones mutuas, obligó a Roberto a irse para no volver nunca más. Pasaron los años y Roberto vivía cómodamente. Se había casado y formado una familia, pero sólo se acordaba de su madre para su cumpleaños o alguna festividad. A su padre sin embrago lo había borrado de su mente. Desde aquel fatídico día jamás lo vio ni habló con él. Jamás pudo superar el odio que sentía hacia él. En el velatorio se encontró con pocas personas. En un rincón del salón vio a su madre pálida, débil. Se notaba que había sufrido mucho. Tal vez porque siempre deseó que las cosas terminaran de otra manera. Cuando vio a su hijo, lo abrazó mientras lloraba silenciosamente, fue como si de pronto hubiera perdido toda esperanza. Después, Roberto vio el cuerpo sereno de su padre. Estaba envuelto por un manto de rosas rojas, como las que al padre le gustaba cultivar. Pero de los ojos de Roberto no cayó una sola lágrima, su corazón herido no se lo permitía. Se quedó con su madre hasta la noche, la besó y le prometió que regresaría con sus hijos y su esposa para que los conociera. Ahora, por fin podría volver a su casa, porque aquella persona que tanto había odiado, ya no estaba en este mundo. Era el fin de la humillación, de las críticas, de los consejos ácidos de un sabelotodo. Por fin podría reinar esa paz que siempre quiso experimentar. En el momento de la despedida la madre le colocó algo pequeño y rectangular en la mano -Hace mucho tiempo podrías haberlo recibido, le dijo. Pero, sólo después de que él murió lo encontré entre sus cosas más importantes. Roberto no le dio mucha importancia y emprendió el viaje de regreso. Unos minutos después de haber comenzado el viaje, se acordó y quiso averiguar de qué se trataba lo que le había entregado su madre. Después de desenvolverlo con cuidado vio un pequeño cuaderno de tapa roja. Era un libro viejo y sus páginas habían quedado amarillentas por el paso de los años y al abrirlo pudo leer en su primera página algo que había escrito su padre: • Hoy nació Roberto, pesó casi cuatro kilos. ¡Es mi primer hijo, estoy muy feliz y mi corazón salta de alegría! El relato continuó apasionando a Roberto, que con un nudo en la garganta, seguía leyendo: • Hoy, mi hijo fue por primera vez a la escuela. Es todo un hombrecito. Cuando lo vi con el uniforme, me emocioné tanto que no pude contener las lágrimas. Le pido a Dios que lo guarde y le de sabiduría para ser un hombre de bien. La emoción de Roberto iba en aumento y el dolor de su corazón cada vez era más intenso, mientras por su mente comenzaban a resurgir imágenes del pasado. • Roberto me pidió una bicicleta, mi salario no es suficiente, pero él se la merece porque es muy estudioso y dedicado.
• Así que pedí un préstamo y se la compré. Espero poder pagarlo con las horas extras. • La vida de mi hijo será diferente a la mía, yo no pude estudiar. Desde niño me vi obligado a ayudar a mi padre, pero deseo con todo mi corazón que mi hijo no sufra ni padezca situaciones como las que yo viví. Roberto no podía creer lo que estaba leyendo, era como si un mar de dolor inundara su conciencia. Vinieron a su mente los recuerdos de su adolescencia, como se quejaba a su padre por no tener bicicleta como sus amigos… y continuó leyendo. • Es muy duro para un padre tener que castigar a su hijo, sé que me odiará por esto, pero es la forma en que creo debo educarlo para su propio bien. • Fue así como aprendí a ser un hombre honrado y esa es la única forma en que soy capaz de educarlo. Roberto cerró los ojos y recordó la noche cuando por causa de una fiesta en su juventud hubiera podido ir a la cárcel. De hecho todos sus amigos pasaron la noche allí. Sólo lo evitó, el que su padre, precisamente esa noche, no le permitió ir al baile con sus amigos. También recordó otra oportunidad en la que no le concedió permiso para salir. Esa vez el auto en el que debía haber estado, chocó y quedó totalmente destrozado contra un árbol. Le parecía casi oír las sirenas y el llanto de toda la ciudad mientras sus cuatro amigos eran llevados al cementerio. Las páginas se sucedían con todo tipo de anotaciones, llenas de respuestas que revelaban en silencio, la tristeza de un padre que lo había amado tanto. Por fin llegó a la última página y leyó: Son las tres de la mañana, ¿Dios, qué hice mal para que mi hijo me odie tanto? ¿Por qué soy considerado culpable, si no hice nada de malo, solo intenté educarlo para que fuera un hombre de bien? Mi Dios, no permitas que esta injusticia me atormente para siempre. Te pido perdón si no he sido el padre que él merecía tener y deseo de todo corazón que me comprenda y me perdone. Estas fueron las últimas palabras de un hombre que, aunque nadie le había enseñado, a su manera intentó ser el mejor padre. El mundo quizás podía verle como demasiado duro o intransigente, pero en lo más íntimo de su ser había un hombre tierno y lleno del amor de Dios, que nunca supo cómo expresarlo ni a su propia familia. La aurora rompía el cielo y un nuevo día comenzaba, Roberto cerró el cuaderno, se bajó en la primera estación y regresó de nuevo hacia donde habían vivido sus padres. Regresó quizás deseoso de que todo hubiera sido un mal sueño, de poder encontrar a su padre con vida y pedirle perdón por todo el mal que le hizo, pero no... Gritó frente a su tumba, hubiera querido poder abrazarlo, pero solo encontró un profundo silencio. Destrozado, fue a ver a su madre. Antes de entrar en la casa vio una rosa roja en el jardín; acarició sus pétalos y recordó como su padre las cuidaba con tanto amor. Esta fue la manera de encontrar paz en su corazón, ya que mientras acariciaba esa rosa, sintió como si acariciara las manos de su padre y descargara su dolor para siempre. Calmado ya, con voz suave se dirigió a su padre muerto: “Si Dios me mandara a elegir, no quisiera tener otro padre que no fueras tú. Gracias por tanto amor y perdóname por haber sido tan ciego” Esta lección le hizo reflexionar, ya que él también era padre y se dio cuenta de que no estaba dando lo mejor de sí, ya que las ocupaciones, los problemas y el stress, habían creado un silencio entre él y sus hijos. A partir de ahora, decidió que su vida cambiaría radicalmente y que se compraría un cuaderno de tapa roja para poder anotar cada una de las historias que a partir de ese momento sucedieran en su familia. “La adolescencia y la juventud son los únicos problemas que sólo se solucionan con el tiempo”







martes, 26 de marzo de 2013

"Balance"

EL ARBOL CONFUNDIDO




EL ARBOL CONFUNDIDO

Había una vez -en algún lugar que podría ser cualquier lugar, y en un tiempo que podría ser cualquier tiempo-, un hermoso jardín, con manzanos, naranjos, perales y bellísimos rosales, todos ellos felices y satisfechos.

Todo era alegría en el jardín, excepto por un árbol profundamente triste.

El pobre tenía un problema: "No sabía quién era"...

Lo que le faltaba era concentración, le decía el manzano, - Si realmente lo intentas, podrás tener sabrosísimas manzanas-. -¿Ves qué fácil es?-

-No lo escuches...-, exigía el rosal. -Es más sencillo tener rosas.. - ¿Ves qué bellas son?

Y el árbol, desesperado, intentaba todo lo que le sugerían, y como no lograba ser como los demás, se sentía cada vez más frustrado.




Un día llegó hasta el jardín el búho, la más sabia de las aves, y al ver la desesperación del árbol, le dijo: -No te preocupes, tu problema no es tan grave, es el mismo de muchísimos seres sobre la tierra. Yo te daré la solución-:

-¡No dediques tu vida a ser como los demás quieran que seas. Sé tu mismo, conócete, y para lograrlo, escucha tu voz interior!-.

Y dicho esto, el búho desapareció.

-¿Mi voz interior?... ¿Ser yo mismo?... ¿Conocerme?... - Se preguntaba el árbol, desesperado,...
¡CUANDO DE PRONTO, COMPRENDIÓ!

Y cerrando los ojos y los oídos, abrió el corazón, y por fin pudo escuchar su voz interior diciéndole: -Tú jamás darás manzanas porque no eres un manzano, ni florecerás cada primavera, porque no eres un rosal-.

-¡Eres un roble!-. -Y tu destino es crecer grande y majestuoso. Dar cobijo a las aves, sombra a los viajeros, belleza al paisaje... Tienes una misión: ¡Cúmplela!.

Y el árbol se sintió fuerte y seguro de si mismo, y se dispuso a ser todo aquello para lo cual estaba destinado.

Así, pronto llenó su espacio y fue admirado y respetado por todos. Y sólo entonces el jardín fue completamente feliz.

Yo me pregunto, al ver a mi alrededor, -¿Cuántos serán robles que no se permiten a sí mismos crecer?....
¿Cuántos serán rosales que, por miedo al reto, sólo dan espinas?.... ¿Cuántos, naranjos que no saben florecer?

En la vida, todos tenemos un destino que cumplir, un espacio que llenar. No permitamos que nada ni nadie nos impida conocer y compartir la maravillosa esencia de nuestro ser.
¡NUNCA LO OLVIDES!

AUTOR DESCONOCIDO










domingo, 24 de marzo de 2013

¿ NOS ECHAMOS UNAS RISAS?





¿ NOS ECHAMOS UNAS RISAS?


De todos es sabido lo bien que nos sentimos después de echarnos unas carcajadas, todo nos parece mejor, se nos olvidan nuestros problemas por un momento y entramos en un estado de exaltación de la felicidad. Pero la RISA nos beneficia en mucho más que eso.

- A NIVEL PSICOLÓGICO:

o Nos ayuda a superar estados depresivos y de ansiedad.
o Reduce las hormonas que producen el estrés.
o Mejora las relaciones sociales.
o Aumenta la autoestima y confianza en sí mismo.
o Aumenta la motivación.
o Nos hace sentir más productivos y útiles.
o Aumenta la capacidad creativa y la imaginación.
o Es eficaz para combatir emociones negativas (miedo, enojo, ira, enfado, tristeza…).
o Resiliencia: capacidad de recuperarse de un dolor emocional a través del sentido del humor.
o Cambia la actitud mental hacia el pensamiento positivo por lo que previene enfermedades.

- A NIVEL FÍSICO:

o Segrega endorfinas, una droga natural que produce nuestro cuerpo que provoca euforia, efectos tranquilizantes y analgésicos.
o Reduce el colesterol en sangre al considerarse como ejercicio aeróbico.
o Mejora la oxigenación del cerebro y del cuerpo en general.
o Relaja el cuerpo eliminando tensiones musculares.
o Limpia los pulmones.
o Regula el pulso cardíaco.
o Previene dolencias coronarias al aumentar el ritmo cardíaco y la elasticidad de estas arterias, gracias a la liberación de endorfinas anteriormente mencionada.
o Disminuye la presión arterial en la sangre.
o Trabaja el estómago e intestino al contraerse todos los músculos abdominales.
o Reduce glucosa en sangre.
o Ayuda a paliar el insomnio al causarnos una leve fatiga que provoca somnolencia.
o Rejuvenece
o Al mover con ella más de 400 músculos del cuerpo, ayuda a quemar calorías y a la pérdida de peso.
o Mejora el funcionamiento del sistema inmunológico y por tanto previene enfermedades o las palia en la medida de lo posible.

 

MERECE LA PENA REIR, ¿NO CREÉIS?



LA SERPIENTE Y LA LUCIÉRNAGA






LA SERPIENTE Y LA LUCIÉRNAGA

Cuenta la Leyenda, que una vez una serpiente empezó a perseguir a una luciérnaga;

ésta huía rápido con miedo, de la feroz depredadora, y la serpiente no pensaba desistir.

Huyó un día, y ella no desistía, dos días y nada.

Al tercer día, ya sin fuerzas, la luciérnaga paró y le dijo a la serpiente:

- ¿Puedo hacerte tres preguntas?

La serpiente respondió:

- No acostumbro a dar este precedente a nadie,

pero como igual te voy a devorar, puedes preguntar.

- ¿Pertenezco a tu cadena alimenticia?

- No, contestó la serpiente.

- ¿Yo te he hecho algún mal? - No, volvió a responder.

- Entonces, ¿Por qué quieres acabar conmigo?

- ¡Porque no soporto verte brillar........!

Así, muchos de nosotros nos hemos visto envueltos en situaciones donde nos preguntamos:

¿Por qué me pasa esto si yo no he hecho nada malo?

Sencillo: porque no soportan verte brillar.

La Envidia, es el peor sentimiento que podamos tener.

Que envidien tus logros, tu éxito, que envidien verte brillar.

Cuando esto pase, no dejes de brillar,

continúa siendo tú mismo,

sigue dando lo mejor de ti,

sigue haciendo lo mejor,

no permitas que te lastimen,

no permitas que te hieran,

sigue brillando y no podrán tocarte,

porque tu luz seguirá intacta,

tu esencia permanecerá, pase lo que pase.

Moraleja... no hay que envidiar al que brilla...

simplemente hay que intentar ser la mejor versión de uno mismo.


DESCONOCIDO