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lunes, 20 de mayo de 2013

A mi madre le decían loca



A mi madre le decían loca   


A mi Madre le decían loca, pero no era loca, era profesora.
Hablaba diferente. Decía: "Los ojos sirven para escuchar".

(*) Yo tenía diez años de edad.
Un niño no comprende el lenguaje vertical y pensaba que quizá mi madre era loca.Cierta vez me armé de valor y le pregunté: ¿Con qué miramos?
Mi madre me respondió: "Con el corazón".
Cuando mi madre se levantaba de buen humor cantaba: " Hoy me he puesto mi vestido de veinte años". Yo sabía que no tenía veinte años y la miraba,nada más. ¿Qué puede hacer un niño, sino escuchar?

Si mi madre estaba triste decía estar vestida de niebla." Hoy tengo ochenta años" -dijo-, cuando desaprobé un curso.
Al fin pude terminar la educación primaria.
El día de la clausura llegó tarde.
Se disculpó diciendo: "Hijito, me demoré porque estuve buscando mi vestido de Primera Comunión, ¿No ves mi vestido de Primera Comunión?".
Miré a mi madre y no estaba vestida de Primera Comunión.
Después tuvo ese accidente fatal.
Me llamó a su lado, cogió fuerte mis manos y dijo: "No tengas pena, la muerte no es para siempre" .
Pensé: mi madre no se da cuenta de lo que habla.
Si uno muere es para siempre.
Era niño y no entendía sus palabras.
Ahora tengo cincuenta años y recién comprendo sus enseñanzas.
Sí, Madre.
Podemos tener 20 años y al día siguiente ochenta.
Todo depende de nuestro estado de ánimo.
Los ojos sirven para escuchar porque debemos mirar con atención a quien nos habla. Para conocer la realidad esencial de una persona, tenemos que mirarla con el corazón.

La muerte no es para siempre, sólo muere lo que se olvida y a mi madre la recuerdo porque la quiero.Ahora -en sueños platicamos- nos reímos de su método de enseñanza.Aprendí a mirar con el corazón.
Una noche me dijo:"He notado que te molestas si tus amigos te dicen loco y eso no está bien.
Es natural que el hijo de una loca sea loco".
Entonces -por primera vez- repliqué a mi madre y le dije: "Madre, te equivocas, no siempre el hijo de una loca tiene que ser loco; a veces es poeta".
Por eso puedo decir con orgullo: "A mi madre le decían loca, pero no era loca, era profesora.
Ella...
Me enseñó a descubrir la vida.

Akire.






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